¿Qué es el fast fashion o moda rápida?

Muy probablemente hayas escuchado hablar en más de una ocasión del slow fashion y el fast fashion. Mientras que el primero prima el consumo responsable, el segundo prima la velocidad. El fast fashion o moda rápida no es una forma de vestir, sino que se trata de un modelo industrial que consiste en llevar a cabo una amplia producción de prendas para que las personas compren ropa nueva sin parar.

En esta línea, cabe decir que hoy en día las redes sociales están llenas de vídeos en los que se abren paquetes repletos de ropa. Son los llamados fashion hauls y en ellos las influencers se prueban modelitos que sus seguidores quieren lucir también. Aunque muy probablemente es la generación Z la que más consume este contenido y quien más obsesionada está con vestir a la última, es algo que ocurre con personas de todas las edades.

Así pues, sea cual sea tu edad seguramente hayas comprado alguna vez una prenda que no necesitabas solamente porque estaba en rebajas. Quizá, el motivo no fue ese y la compraste porque era tendencia y todo el mundo la llevaba. Es posible, incluso, que en tu armario cuelgue de alguna percha una prenda de ropa todavía con la etiqueta, sin estrenar. Y es que todo ello es común entre la población, pues en los últimos años ha crecido el movimiento fast fashion. Un movimiento que es, además, uno de los debates más recurrentes cuando se habla sobre sostenibilidad.

¿Cuáles son las ventajas del fast fashion?

Si el fast fashion ha alcanzado tales niveles de fama es porque quienes forman parte del movimiento encuentran ciertas ventajas en él. Por una parte, las marcas de ropa más importantes del fast fashion ofrecen las últimas tendencias de la moda a un precio asequible para la mayoría de los consumidores. Si bien es cierto que apenas ningún ciudadano podría permitirse comprar las prendas que las modelos lucen en pasarelas, sí pueden adquirir por menos dinero otras muy parecidas en las tiendas de ropa que hay a pie de calle.

Ventajas del Fast fashion

Por otro lado, cabe señalar que las tendencias de la moda se han democratizado. Esto se traduce en que un par de semanas después de que una prenda se presente en una pasarela, una similar se lanza al mercado para todos los públicos. Además, las tiendas fast fashion ofrecen sus productos en casi cualquier rincón del planeta. Finalmente, para ciertas personas puede ser motivo de felicidad el hecho de poder vestir siempre a la última.

Aspectos negativos del fast fashion

Sin embargo, cabe apuntar que los pros no siempre pesan más que los contras y esto es algo que ocurre con el fast fashion. Unas líneas más arriba decíamos que es un tema de debate cuando se habla de sostenibilidad. Y es que hablamos de un modelo de negocio que perjudica notablemente a las personas y al planeta que habitamos.

Por una parte, lo que puede considerarse una ventaja para algunas personas puede ser una desventaja para otras. Los consumidores de fast fashion pueden ver como algo bueno el hecho de que a las pocas semanas de que las principales firmas lancen colecciones de ropa ellos puedan adquirir prendas similares. Pero en algunas ocasiones esto puede considerarse plagio y en otras puede llevar a que los grandes diseñadores no quieran seguir trabajando en algo que después le van a copiar.

Además, cabe tener en cuenta que las prendas diseñadas y fabricadas de forma acelerada no tienen tan buena calidad como la ropa del modelo slow fashion. Duran menos y, aunque tengan un precio bajo, a la larga sale más caro porque las prendas deben sustituirse constantemente. Pero no sólo ahí radica la diferencia de precios, pues se debe recordar que es un movimiento que invita a realizar compras compulsivas y, por tanto, a gastar dinero habitualmente.

Más importante que esto es el hecho de que este modelo de producción implica que una gran cantidad de personas trabajen en condiciones laborales precarias. Muchas marcas de ropa fast fashion tienen sus fábricas en países subdesarrollados. Los trabajadores son en su mayoría mujeres y niños explotados, que cobran una miseria y sufren abusos laborales.

Residuo de ropa Fast Fashion

Pero esto no es todo, sino que el fast fashion también tiene consecuencias negativas para el planeta. Por un lado, al producir de forma masiva para sacar pequeñas colecciones de ropa constantemente, se consumen muchos recursos naturales y energéticos. Estas industrias textiles, además, producen gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global de la Tierra.

Además las personas producen residuos que también afectan al medio ambiente porque no sólo compran, sino que también tiran ropa de manera regular. Unos residuos que se suman a los que forman las toneladas de ropa que se producen y jamás llegan a venderse.

Cómo frenar el fast fashion

Como has podido ver, las desventajas del fast fashion son más que las cosas buenas que pueda aportar a las personas que forman parte del movimiento. Pero por suerte, como decíamos, existe el slow fashion: un modelo de industria totalmente diferente, en el que prima tener pocas prendas pero de calidad para que duren años.

Así, para ayudar al planeta lo que puedes hacer es reflexionar profundamente sobre todos los datos que acabas de leer en este artículo. De este modo, una vez seas verdaderamente consciente del daño que hace el fast fashion, podrás tomar las decisiones adecuadas para contribuir en frenarlo.

Una de las acciones que puedes llevar a cabo para ello es comprar menos prendas de ropa o comprar en tiendas de segunda mano. Quizá incluso quieras crear tu propio armario cápsula. También puedes optar por hacerte con prendas hechas a base de materiales sostenibles y duraderos, como las que encontrarás en nuestra tienda online Fieito. Finalmente, cuando consideres que una prenda es demasiado vieja como para utilizarla, no la tires. Puedes crear algo upcycling que te sea útil y así darle una segunda vida, o llevarla a un contenedor de ropa o un punto verde de tu ciudad para que pueda reutilizarse.

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